Fernando Cerutti |
En
el último Congreso de Administración y Marketing, que realizó Alta Gerencia Internacional en Pinamar, mientras tomaba los primeros
rayos de sol en esa hermosa playa con mar de aguas frías, me preguntaba el
porqué de la caída de la longevidad de las empresas de todo el mundo. Esa duda me llevó a esbozar un sinfín de conjeturas; resolví,
entonces, llevar esta duda a los asistentes a mi conferencia y contarles qué opino sobre el
tema. Para lograrlo me basé en un principio en la explicación de Nassim Taleb, y salpicado, como ese mar helado donde me encontraba,
por las apreciaciones de Si Alhir (Sinan Si Alhir). Tiene que ver con la
adaptabilidad (tema que ya dip sus primeros frutos) y se trata de reflexionar sobre lo siguiente: ¿por qué hay tantas
empresas que fracasan después de un gran éxito (BlackBerry, Nokia, Musimundo)?,
¿por qué otras que no duran mucho tiempo (Sega que no vio el avance de Nintendo
y Sony)?, ¿por qué hay otras que ven pasar infinidad de oportunidades y, por no
cambiar, sucumben y no las aprovechan? (Como Kodak y las maquinas digitales o
Pan Am y la posibilidad de vuelos más cortos y estandarizados). ¿No será que
las empresas, sin darse cuenta, en lugar de prepararse para vivir se están preparando
para morir?
Sin ir más lejos según un informe de Standard & Poor’s, en los
últimos años se han observado una disminución de la longevidad de las empresas,
pasando de los 60 años hace cinco décadas hasta llegar un magro proyectado de 8
años para el 2025, Es para ir pensando...
Si
observamos, veremos que mientras las empresas construyen estructuras “seguras”
y “controladas” paradójicamente se transforman en más “inseguras” y
“desordenadas”. ¿Y por qué sucede esto? El empresario construye realidad
siguiendo su sentido común, que si bien es necesario tenerlo, no siempre es el
mejor de los sentidos. Los directivos planifican sobre el concepto que todo
tiempo pasado será permanente o repetible, toman decisiones sintiéndose seguros
con su “experiencia” en relación al manejo de la empresa, lo conocido los hace
sentir más resguardados, y cuando proyectan lo hacen para lo “esperado”,
situación, por cierto, con una baja probabilidad de ocurrencia. En definitiva,
las empresas se presentan más endebles frente a la incertidumbre, lo aleatorio
y a lo caótico.
La
volatilidad de los negocios como nuevo paradigma, la falta de
trascendencia, el ánimo mezquino por “sobrevivir” y el aspirar más al
crecimiento que a la propia innovación, hacen que se acelere vertiginosamente la
caída de la longevidad de algunas organizaciones. Frente a estos problemas los
empresarios no encuentran mejor solución que luchar y domar la volatilidad como
si creyeran que realmente lo pudieran hacer. Siguen peleando contra el pasado y cancelan
cualquier otra oportunidad de solución.
Esta
problemática contiene un texto y un contexto que de alguna manera deben
comulgar para poder crear esa relación univoca que genera cualquier negocio. Esto me lleva a los planteos de “El Cisne Negro y “Anti-fragilidad" de Taleb que pretendo que actúen como ayuda para ver la relación entre estos dos mundo
en principio desconectados, pero tan relacionados cuando hablamos del futuro. El
contexto es volátil, es decir mudable e inconstante, como son los negocios
últimamente. El texto en el cual se encuentran las organizaciones está manejado por
personas que tienen ciertas actitudes sedentarias que se transforman en característica
de su pensamiento, formando por lo menos cinco tipos de empresarios, cinco
comportamientos que trasforman a sus organizaciones en: Frágiles, Anti-Frágiles,
Robustas, Ágiles y Anti-Ágiles.
Frágiles:
Son empresas en las cuales sus directivos se resisten a entender que el mundo es
desordenado y volátil y buscan mantenerse iguales por mucho tiempo. Sufren o
desconocen el comportamiento caótico, sus organizaciones se dañan y deterioran
con el paso del tiempo cuando toman contacto con la volatilidad del mercado. El
empresario fragilista confunde lo desconocido con lo inexistente. Lo conocido
para cualquier emprendedor con esta mentalidad es muy pequeño, su realidad está
compuesta solo por lo construido por él y no puede entender que el verdadero universo
está construido también por lo imperceptible, aquellas cosas que no
alcanza a ver porque no están integradas en su modelo de realidad subjetiva; por lo inaccesible,
que es lo imposible integrar porque no hay posibilidad técnica de
interpretarlo, tiene que ver con las creencias y las especializaciones; también
por lo negado, que es imposible que exista ya que es inadmisible para el
observador por su rigidez de percepción, y por último por lo inexistente, aquello
que aún no se materializado o no sucedió todavía y es el futuro..
En
la película animada “The Croods”, el jefe de familia tiene muy bien instruida a
todo su grupo inculcándoles que lo único seguro es la cueva donde viven,
y alimenta esa “seguridad” con relatos e historias sobre el peligro que existe
afuera y como resguardarse de ellos cobijándose en la cueva. Pero su hija mayor,
que tiene un carácter expedicionario, inquieto y curioso, una noche decide
saber porque su padre cuida tanto este refugio y traspasa los límites de la
caverna. Así descubre un mundo maravilloso, con peligros pero también con
novedades, dinámica, donde se mezcla la sorpresa, el miedo y el asombro. A
partir de ahí comienza un mundo de aventuras, comienza otra vida, más rica. La tozudez
nos lleva a creer que cuando más nos protegemos de aquello que, históricamente
hemos aprendido a esperar, paradójicamente nos hacemos más vulnerables al
porvenir, sobre todo si lo que viene es imprevisible.
Anti-Frágil:
Es la cualidad que emerge detrás de todo lo que ha cambiado con el tiempo: la
especie humana, la cultura, las ideas. Es el aprendizaje resultante de haber
pasado experiencias de desorden, depende del sujeto o del sistema y es
absolutamente necesaria para poner a prueba la capacidad de acción. Ser
anti-frágil da cintura, permite aprovechar las crisis y los errores de
predicción al tomar decisiones, mejorar y crecer aún con el desorden, porque al
entenderlo se adentra en él y se disfruta. Posibilita beneficiarse frente a los “Cisnes
Negros” gestionando y sobre todo, planificando para esos hechos de poca probabilidad
de ocurrencia, esto posibilita acomodarse, disfrutar de lo aleatorio, lo
incierto, el riesgo y la ambiguedad, se
va el miedo, porque ya se aprehendió.
Existen
dos categorías intermedias entre aquellas empresas que son frágiles y las que
son anti-frágiles, se aproximan a esos extremos pero no lo son, este es el caso
de las empresas Agiles y las Anti-Ágiles.
Ágiles:
Son las que entienden el cambio, lo abrazan
y lo siguen, pero son remisos a entender el desorden, se adaptan siguiendo las
modas (como Calidad Total, Reingeniería, Just At Time, Balance Scorecard, Big
Data, etc.). Estas empresas parecen no tener rumbo propio, sin identidad, miran
el contexto, y se acoplan. Se les augura un futuro con pequeñas ventajas
sostenibles mientras puedan seguir el cambio, pero si llegaran a enancarse tarde,
y quedan enganchadas de la cola de ese futuro, pueden llegar a perder la
totalidad del liderazgo ganado como el caso de Kodak o Black Berry.
Anti-Ágiles:
Son las que se resisten al cambio, no se adaptan y están en una permanente
desventaja, transitoria mientras no cambien, su condición es temporal. No entienden
el desorden, saben que deben resolver el statu quo, pero se niegan al cambio,
Tienen aires de robustas, pero no lo son, viven del pasado, normalmente estas
empresas son organizaciones que fueron exitosas en el pretérito y viven de sus recuerdos
de cuando el contexto era totalmente diferente a lo que es hoy. Los ejemplos
los podemos encontrar en las empresas de familias que a lo largo de la vida se
fueron incorporando las descendencias y no pudieron hacer el cambio necesario
para mejorar y abarcarlos.
Robustas: Son las que se sostiene, sin importarles demasiado el contexto. Quizás cambien por la volatilidad pero volverán a su condición original. Manejan el cambio, ni lo abrazan ni lo resisten, creen estar más allá de sus entornos. Podemos ejemplificarlas en las empresas del establishment, que han sido responsables del desorden y la inestabilidad, y pese a sus pergaminos en la última crisis el mercado salio a salvarlas: bancos, financieras y hasta alguna simbólica de la era industrial como General Motors, y los grandes grupos de comunicación. Son , las que marcan las grandes tendencias del mundo, pero a algunas veces el propio entorno le suelta la mano y terminan cerrando, produciendo como en un circulo virtuoso que alimenta la espiral del caos.
Frente
a este análisis nos compete preguntarnos sí aquellas organizaciones temerosas
del desorden seguirán ignorando la volatilidad del contexto y se convertirán en
frágiles copas de cristal destrozadas por el viento. O sí habrá otras que seguirán, como
toros de exposición, siendo guiadas por las mochetas del contexto y de las narinas
galoparán sobre la ola de la modas. Y también cuestionarnos sí aquellas que aún
identificando el contexto de cambio, asumirán una actitud de "robustas" y se
seguirán aferrando a los éxitos del pasado muriendo pobres y
abandonadas. O como última reflexión, el interrogante de inquirir sí la
anti-fragilidad, esa cualidad surfera, triunfará por sobre el emergente de
nuevos emprendedores, nuevas empresas y nuevos negocios, o sí sucumbirá ante el
contexto. Quién dice que no estemos en el umbral desde donde nos
proyectaremos, tal vez, como una sociedad empresarial futura de
Organizaciones efímeras como génesis de la nueva riqueza de las naciones.
Les paso la pelota.
Fernando Cerutti
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