Una gran porción de la comunidad económicamente activa, incluyendo a muchos profesionales, ha quedado en offside sin darse cuenta. Están faltando nuevos conocimientos, habilidades, tecnologías. Es hora de que cada profesional empiece a ver cuál es el tren que viene y busque cómo sacar boleto para poder entrar en él, sino perderá el viaje.
También les incumbe a los empresarios, que están en el mismo lodo. En un momento, como de la nada, vieron entrar la máquina del mercado compuesta por necesidades que ellos no podían satisfacer. Y una empresa inesperada, de aspecto extraño, hoy se lleva a sus clientes. Les cambiaron el tablero y no saben cómo empezar. Las maquinarias que tienen parecen no servir. A ellos hay que decirles que el juego siempre cambia, que su fábrica es muy fácil de administrar, solamente hay que cambiar el cristal con que se mira el mercado y la empresa para ser los protagonistas que transformen el juego.
Esta diversidad producida por los distintos paradigmas profesionales de sus integrantes, construye una organización con una capacidad de aprendizaje y transformación más alta. El boom de crecimiento que experimentaron muchas empresas nacionales pone a sus dueños y gerentes frente a la trampa de la especialización y la experiencia.
La especialización no es criticada en este espacio, siempre y cuando sea entendida críticamente dentro de los infinitos paradigmas que forman el marco de gestión de las organizaciones. Sí debe cuestionársela cuando es el resultado inconsciente del emergente organizacional, producto de pensamientos únicos y conservadores.
Las empresas no tienen problemas de Mercado, tienen problemas de Gerentes; las empresas no tienen problemas de Estrategia, tienen problemas de Estrategas. Y las soluciones a sus problemas están muy cerca de sus hombros, están en sus cabezas.
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Lic. Fernando Cerutti