Uno de los sectores industriales que discutimos en el 3º Módulo del Curso de Posgrado en Management Estratégico, "La Competencia en los Nuevos Escenarios", fue el Discográfico. Acá subimos un artículo que sigue la línea abierta. Tiene la interesante ventaja de estar escrito por alguien de afuera de los negocios, más bien de la ciencia y la tecnología. Cómo se ve no hay paradigmas dominantes ni discusiones cerradas ni soluciones únicas.
¿Capitula la industria discográfica?
Era obvio que algo tenía que pasar con la industria discográfica. Pero, ¿qué ocurrirá de aquí en más, después de la arriesgada movida del sello Universal?
Un hecho histórico
Agosto de 2006 quedará como una fecha clave en la historia de la industria discográfica.
La semana pasada, el sello Universal anunció que, para fin de año, publicará su catálogo completo en Internet, para libre acceso de los usuarios. Universal tiene en su haber los catálogos de algunos artistas muy importantes como Peter Gabriel, Bob Marley y Elton John, entre muchos otros. Se dice que uno de cada cuatro discos vendidos es de ese sello musical.
A este fin utilizará la web de Spiralfrog, en la cual, según se anuncia, los usuarios podrán acceder a los títulos de forma gratuita, teniendo como contrapartida que ver cierta cantidad de publicidad.
Seguramente, el resto de los jugadores de ese mercado tendrán que seguir a Universal muy rápidamente.
La letra chica
Sin embargo, el acuerdo con Spiralfrog supone algunas obligaciones para los usuarios. En primer lugar, quienes quieran descargar música estarían obligados a usar un “downloader” proporcionado por el site. Salvando las diferencias, me recuerda a esos discadores que ofrecen algunos proveedores de Internet dial-up, que, si bien garantizan la gratuidad del servicio, no son clementes con la factura telefónica de los usuarios. Suponiendo que este downloader será un programa descargable, no hay ninguna garantía de que no sea una puerta de entrada para todo el spyware que pulula por Internet.
La codificación de los archivos es otro tema a tener en cuenta. Los archivos no serán mp3 ni ogg vorbis, sino una versión modificada de wma, codificada de manera tal que los usuarios estarán obligados a entrar al site al menos una vez cada cierta cantidad determinada de días, so pena de no poder seguir utilizando los archivos. Además, los archivos descargados con ese sistema sólo podrán ser reproducidos en una PC, y no podrán ser bajados a Ipod ni copiados a CD. Por lo visto, no es la panacea.
Las noticias que cada tanto sacuden los medios sobre sites piratas cerrados, o usuarios multados o encarcelados por bajar ilegalmente contenidos multimedia apenas asustan a los “pichis” o usuarios casuales, pero no son suficientes para asustar a la inmensa comunidad de “downloaders”. Evidentemente, un usuario acostumbrado a bajar sus archivos vía Emule, Kazaa, o cualquier otro programa P2P seguirá prefiriendo esta opción, que le evitará tener que pasar por el molesto filtro publicitario de Spiralfrog.
El cambio necesario
Más allá de todo eso, era obvio que algo tenía que pasar con la industria discográfica.
El advenimiento de los Ipods simplemente reforzó y puso en evidencia un fenómeno generalizado: la compra de CDs originales se extinguía. Por distintas razones, la gente de distintos estamentos dejó de adquirir música a la industria discográfica legal.
Desde el tipo de clase media o alta que se bajaba la música por los P2P (peer to peer) por cuestiones de facilidad o disponibilidad, hasta la gente humilde que comenzó a comprar las copias truchas de CDs en puestos callejeros por un tema de precios.
“No recuerdo cuando compré el último CD. Empecé bajando música por Napster, luego me pasé a Kazaa. Desde hace años me bajo todo por Kazaa, y no solo por una cuestión de no pagar. En muy pocas disquerías de Buenos Aires, quizás en ninguna, puedo encontrar gran parte de la música que consumo…” dice Ignacio, empresario de muy buen nivel económico.
“…Los CDs que tengo son casi todos truchos. Los copiamos de algún amigo que le regalan un original o los compramos en puestos callejeros (sic).”, dice Federico, de 14 años, residente en el conurbano y alumno de un colegio del estado.
En estos extremos, muy diferentes entre si, existe un factor común: la industria discográfica percibe cero de la música que ellos escuchan.
El control imposible
Toda la imaginación que pudo pagar la industria discográfica en los últimos años no logró generar un sistema que evite copiar la música. Decenas de métodos se aplicaron, otros solo quedaron en ideas, pero nada sirvió. Y eso que los muchachos de los discos gastaron mucho, mucho dinero. Los expertos en informática más preclaros dicen esto desde hace años: es inútil tratar de proteger, algo que es tan simple de grabar y reproducir.
La pregunta es, si los que generaban los métodos anticopias eran tan obtusos como para creer en que era posible llegar a algo realmente efectivo, querían retrasar lo inevitable con cortinas de humo, o simplemente eran vendedores de buzones que estuvieron años expoliando a la industria discográfica.
La penalización del peer to peer
Napster fue una revolución. El ataque y destrucción de ese emprendimiento fue lamentable, ya que muchos lo usábamos y era genial, pero podría decirse, lógico como reacción de los afectados.
Pero quizás la reacción más vergonzosa de la industria discográfica, fue el ataque judicial a los chicos que se bajaban MP3 desde sus hogares. Con demandas armadas, semejantes a los procesos por brujería de Salem, los vendedores de discos escribieron su página más deshonrosa.
Lograron, sin embargo, asustar por un tiempito a muchos estadounidenses, que temen a su sistema judicial más que a Bin Laden.
El futuro de la industria
Probablemente, la facturación total de la industria discográfica disminuirá aún más.
Ahora, es más probable aún que el negocio se vuelva más simple y más puro. Los costos serán solo los derechos de los artistas, que seguramente serán rebajados en función de la nueva política. Ya no más distribuir plástico, ya no más mantener gente atendiendo disquerías, ya no más imprimir covers.
Lo que podría pasar también, es que la promoción de músicos también varíe en este nuevo esquema de cosas.
Un hecho histórico
Agosto de 2006 quedará como una fecha clave en la historia de la industria discográfica.
La semana pasada, el sello Universal anunció que, para fin de año, publicará su catálogo completo en Internet, para libre acceso de los usuarios. Universal tiene en su haber los catálogos de algunos artistas muy importantes como Peter Gabriel, Bob Marley y Elton John, entre muchos otros. Se dice que uno de cada cuatro discos vendidos es de ese sello musical.
A este fin utilizará la web de Spiralfrog, en la cual, según se anuncia, los usuarios podrán acceder a los títulos de forma gratuita, teniendo como contrapartida que ver cierta cantidad de publicidad.
Seguramente, el resto de los jugadores de ese mercado tendrán que seguir a Universal muy rápidamente.
La letra chica
Sin embargo, el acuerdo con Spiralfrog supone algunas obligaciones para los usuarios. En primer lugar, quienes quieran descargar música estarían obligados a usar un “downloader” proporcionado por el site. Salvando las diferencias, me recuerda a esos discadores que ofrecen algunos proveedores de Internet dial-up, que, si bien garantizan la gratuidad del servicio, no son clementes con la factura telefónica de los usuarios. Suponiendo que este downloader será un programa descargable, no hay ninguna garantía de que no sea una puerta de entrada para todo el spyware que pulula por Internet.
La codificación de los archivos es otro tema a tener en cuenta. Los archivos no serán mp3 ni ogg vorbis, sino una versión modificada de wma, codificada de manera tal que los usuarios estarán obligados a entrar al site al menos una vez cada cierta cantidad determinada de días, so pena de no poder seguir utilizando los archivos. Además, los archivos descargados con ese sistema sólo podrán ser reproducidos en una PC, y no podrán ser bajados a Ipod ni copiados a CD. Por lo visto, no es la panacea.
Las noticias que cada tanto sacuden los medios sobre sites piratas cerrados, o usuarios multados o encarcelados por bajar ilegalmente contenidos multimedia apenas asustan a los “pichis” o usuarios casuales, pero no son suficientes para asustar a la inmensa comunidad de “downloaders”. Evidentemente, un usuario acostumbrado a bajar sus archivos vía Emule, Kazaa, o cualquier otro programa P2P seguirá prefiriendo esta opción, que le evitará tener que pasar por el molesto filtro publicitario de Spiralfrog.
El cambio necesario
Más allá de todo eso, era obvio que algo tenía que pasar con la industria discográfica.
El advenimiento de los Ipods simplemente reforzó y puso en evidencia un fenómeno generalizado: la compra de CDs originales se extinguía. Por distintas razones, la gente de distintos estamentos dejó de adquirir música a la industria discográfica legal.
Desde el tipo de clase media o alta que se bajaba la música por los P2P (peer to peer) por cuestiones de facilidad o disponibilidad, hasta la gente humilde que comenzó a comprar las copias truchas de CDs en puestos callejeros por un tema de precios.
“No recuerdo cuando compré el último CD. Empecé bajando música por Napster, luego me pasé a Kazaa. Desde hace años me bajo todo por Kazaa, y no solo por una cuestión de no pagar. En muy pocas disquerías de Buenos Aires, quizás en ninguna, puedo encontrar gran parte de la música que consumo…” dice Ignacio, empresario de muy buen nivel económico.
“…Los CDs que tengo son casi todos truchos. Los copiamos de algún amigo que le regalan un original o los compramos en puestos callejeros (sic).”, dice Federico, de 14 años, residente en el conurbano y alumno de un colegio del estado.
En estos extremos, muy diferentes entre si, existe un factor común: la industria discográfica percibe cero de la música que ellos escuchan.
El control imposible
Toda la imaginación que pudo pagar la industria discográfica en los últimos años no logró generar un sistema que evite copiar la música. Decenas de métodos se aplicaron, otros solo quedaron en ideas, pero nada sirvió. Y eso que los muchachos de los discos gastaron mucho, mucho dinero. Los expertos en informática más preclaros dicen esto desde hace años: es inútil tratar de proteger, algo que es tan simple de grabar y reproducir.
La pregunta es, si los que generaban los métodos anticopias eran tan obtusos como para creer en que era posible llegar a algo realmente efectivo, querían retrasar lo inevitable con cortinas de humo, o simplemente eran vendedores de buzones que estuvieron años expoliando a la industria discográfica.
La penalización del peer to peer
Napster fue una revolución. El ataque y destrucción de ese emprendimiento fue lamentable, ya que muchos lo usábamos y era genial, pero podría decirse, lógico como reacción de los afectados.
Pero quizás la reacción más vergonzosa de la industria discográfica, fue el ataque judicial a los chicos que se bajaban MP3 desde sus hogares. Con demandas armadas, semejantes a los procesos por brujería de Salem, los vendedores de discos escribieron su página más deshonrosa.
Lograron, sin embargo, asustar por un tiempito a muchos estadounidenses, que temen a su sistema judicial más que a Bin Laden.
El futuro de la industria
Probablemente, la facturación total de la industria discográfica disminuirá aún más.
Ahora, es más probable aún que el negocio se vuelva más simple y más puro. Los costos serán solo los derechos de los artistas, que seguramente serán rebajados en función de la nueva política. Ya no más distribuir plástico, ya no más mantener gente atendiendo disquerías, ya no más imprimir covers.
Lo que podría pasar también, es que la promoción de músicos también varíe en este nuevo esquema de cosas.
Quizás deje de ser negocio promover tanto a músicos mediocres, o francamente malos, como hicieron en los últimos 50 años. Quizás el negocio de lanzar figuras para adolescentes, que duran a lo sumo 3 meses y luego desaparecen, no tenga mas sentido. Quizás el hecho de que no tengan que hacer push sobre la demanda para venderle discos a como de lugar, fundamentalmente apuntando al público mas rústico, genere en el largo plazo, que se escuche música de mayor calidad.
Autor: Martín Salduna
Fuente: Simplex
Mas que miopia de mercado, esto fue "ceguera total". Es increible como las companías no pudieron ver esto y ahora tienen la obligaciçon de reaccionar de alguna manera para no quedar totalmente afuera del mercado. Personalmente, y como músico amateur, tengo bastante repulsión por las empresas discográficas que lo único que hacen es entrometerse entre el músico y su público.
ResponderEliminarPor suerte, como decía Pinti, "quedan los artistas.." que a la larga tendrán que volver a ser los dueños del negocio, como corresponde...
Saludos.
Leo Miranda.
Además hay que ver como cambiamos nosotros como consumidores y, al mismo tiempo, como no cambiamos. Porque seguimos queriendo la música, pero no queremos ni el CD, ni la cajita, ni el vendedor, ni la discográfica, ni las promociones... Aunque también eso ayuda...
ResponderEliminarNo estoy tan de acuerdo con Martin que la gente no quiere la cajita o el cd. Hay mucha gente que disfruta de la calidad de la musica y esto esta asociado hoy a el soporte en el cual esta viene, un mp3 tiene una calidad buena pero lejos de ser excelente, por lo tanto yo no despreciaria esa porcion de mercado de gente megalonama que aun existe y seguira ocnsumiendo calidad sobre cantidad.
ResponderEliminarYo creo que de alguna manera las nuevas tecnologias imponen modas y crean tendencias en los mercados, sin entrar ademas en el hecho de que dejan obsoleta a la anterior sin posibilidad de acceder a ella. Por ejemplo podemos ser amantes de escuchar musica en discos de vinilo, pero el costo de acceder a un reproductor de este tipo es muy elevado, si es que se consigue. Y esto hace que en algun momento todos terminamos escuchando un mp3 y adoptando sus bondades (costo-beneficio). Obviamente las discograficas no pueden desatender esta realidad y su impacto en su rentabilidad, por ello intentan reinventar su modelo de negocio.
ResponderEliminarFernando P.
Personalmente creo que es el fin de esta industria como la conocemos. No se hasta que punto las discográficas tuvieron miopía de mercado, o realmente el cambio social y tecnológico es tan profundo que no hay forma de revertir o de competir en los nuevos escenarios para estos gigantes de la industria.
ResponderEliminarLes dejo una nota de clarín donde se informa sobre las nuevas tendencias y los grupos (consagrados y no) que empezaron a ofrecer su música en la WEB.
Un abrazo para los estancieros…
http://www.servicios.clarin.com/notas/jsp/clarin/v8/notas/imprimir.jsp?pagid=1428196
Parafraseando a Enrique Pinti, que está en el post de más arriba, "pasan las industrias, quedan las necesidades"
ResponderEliminarTambién es una realidad de los mercados hipercompetitivos que son viables nichos mucho más chicos y más personas pueden ver satisfechos sus deseos antes extravagantes, de una manera rentable para alguna empresa (aunque no suelen ser las mismas que antes lo impidieron)