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22 de julio de 2025

Dejamos de buscar para pedir seguridad

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Creo que 1984 fue el año en el que nos anclamos en el cine (al menos en el cine comercial).
 
El otro día vi en un post que la mayoría de las películas más taquilleras de ese año eran originales. No adaptaciones, no reboots, no secuelas. Historias nuevas. Universos inéditos. "Cazafantasmas", "Gremlins", "Karate Kid", "En busca de la esmeralda perdida", "Un detective suelto en Hollywood". Todas esas pelis tendrían secuelas pero, en aquel momento, eran una anomalía que mezclaba acción, comedia, aventuras, sin ningún tipo de garantía previa, sin red de seguridad. Eran apuestas. Apuestas millonarias, sí, pero apuestas al fin y al cabo. Productores, estudios, directores y guionistas jugándose su prestigio, su carrera y, a veces, la solvencia de sus compañías, por una idea que nadie había probado antes. 
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Ahora mira 2024. Las diez películas más taquilleras del año —y no estoy siendo hiperbólico: todas— son secuelas, spin-offs o parte de algún universo compartido. Son la cuarta entrega, la tercera parte, la precuela, el live action, la adaptación de un musical ya famosísimo. Algunas son entretenidas, algunas incluso notables, pero todas —y esto es lo que me preocupa— están construidas sobre cimientos previamente validados. No hay apuesta. No hay vacío. No hay vértigo. 
 
Y lo más inquietante, al menos para mí, es que esa transición cultural coincide punto por punto con el arco de mi generación. Nosotros, los nacidos entre los 70 y principios de los 90, crecimos bajo la ilusión de que éramos los innovadores, los inconformistas, los que venían a dinamitar los cánones heredados. Éramos punkis aunque lleváramos polos. Nos creímos creativamente radicales porque habíamos visto cine indie en versión original o porque escuchábamos Radiohead y no lo que sonaba en "Los 40". Nos sentíamos culturalmente valientes, casi revolucionarios
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Pero ahora resulta que somos nosotros los que llenamos las salas —o más bien, los algoritmos de las plataformas— pidiendo una dosis más del universo que ya conocemos. Una expansión. Una iteración. Otro capítulo. Otro cierre. Otro epílogo del epílogo. Hemos sustituido el riesgo por la familiaridad, la sorpresa por la nostalgia, la posibilidad de lo nuevo por la garantía de lo conocido. No por falta de inteligencia o sensibilidad —eso nunca—, sino por una especie de cansancio difuso, una fatiga acumulada que nos hace preferir la comodidad de una historia ya contada a la incomodidad de tener que aprender las reglas de una nueva. 
 
En algún momento dejamos de buscar lo que no entendíamos para pedir que nos repitieran lo que ya habíamos amado. Lo que amamos hace ya 40 años.
 
 

8 de abril de 2025

El mal de costos en las artes del espectáculo

Los economistas norteamericanos William J. Baumol y William G. Bowen identificaron este fenómeno económico en los años 60, en su libro “Performing Arts, the Economic Dilemma: A study of problems common to theater, ppera, music and dance”.

Pensemos en 2 mundos paralelos, uno en el que la tecnología avanza a pasos agigantados (por ej., la industria automotriz) y otro en donde la creatividad y la interpretación humana son insustituibles (como en una ópera). En este segundo mundo, los artistas no pueden ser reemplazados por máquinas. Y he aquí el gran dilema que enfrentan quienes producen espectáculos en vivo: mientras la productividad en la fabricación de autos aumenta y los salarios también suben, en el campo artístico, no se puede apretar un botón para duplicar a un bailarín o a un cantante. La producción sigue siendo intensiva en mano de obra y las habilidades no se vuelven más eficientes con el tiempo. Por lo tanto, los costos aumentan sin que la productividad lo haga… y mientras un auto se ensambla hoy más rápido que hace 10 años, un concierto de Mozart se sigue tocando tal como fue compuesto por él hace 300 años.

Pero no todo está perdido. Hay soluciones que los espacios culturales implementan para superar este mal tremendo que afecta al mundo de las artes y en especial, de la producción en vivo. Es así como la creatividad, la adaptabilidad, la innovación y la diversificación son clave para enfrentar el mal de costos.

Aquí algunas ideas a considerar.

1. Las nuevas tecnologías interactivas que ya vemos en teatros y museos hace años se van sofisticando cada vez más, y pueden ser atractivas para nuevos públicos más jóvenes. Las aplicaciones móviles que proporcionen información adicional sobre las obras de arte o permitan a los espectadores interactuar con la narrativa de una obra teatral son ejemplos.

2. La creación de experiencias inmersivas que vayan más allá de la simple observación como instalaciones multimedia, proyecciones 3D o recorridos temáticos participativos también pueden aumentar el valor percibido y justificar precios más altos en los tickets

3. Colaborar con otras instituciones culturales, como galerías de arte, compañías de danza o festivales, puede reducir costos compartiendo recursos y promoviendo eventos conjuntos en alianzas que resulten estratégicas para todos.

4. La búsqueda de patrocinios corporativos aporta fondos, productos y servicios que aportan beneficios a los proyectos culturales y a las marcas.

5. La diversificación de ingresos es clave, ofreciendo funciones exclusivas, alquilando los espacios para eventos privados, desarrollando merchandising, sumando ítems especiales como catering, charlas, visitas guiadas, meet&greet, etc.

6. Desarrollar programas educativos para escuelas y grupos comunitarios, además de cumplir con una misión cultural, es otra forma de generar ingresos y fomentar a futuros clientes.

7. Y los clásicos de siempre que los teatros conocen muy bien y que los ayudan buscar un equilibrio entre la sostenibilidad financiera y su misión artística: aumentar la cantidad de funciones, realizar promociones especiales para los días de menor venta, implementar estrategias de precios dinámicos basados en la demanda, programar temporadas combinando producciones más y menos costosas, equilibrando costos.

Además, contamos con la Inteligencia Artificial, que llegó para quedarse, proveyendo nuevas herramientas que ya están ayudando a hacer algunos procesos creativos más eficientes, con grandes resultados. Y eso, es tema para un futuro posteo.


Autora: Laura Kulfas (Laura es consultora cultural, egresada del Posgrado en Management Estratégico)

16 de marzo de 2017

Creatividad + Innovación + Pasión para el Marketing de Espectáculos

Resumen del seminario sobre "Marketing de Espectáculos: Creatividad + Innovación + Pasión". Fue organizado por nuestra colega Laura Kulfas, en el marco del Congreso de Tendencias Escénicas de la Universidad de Palermo. Del mismo, participó el coordinador de Management Estratégico, Lic. Mariano Morresi



Se dice que las buenas marcas prometen a sus consumidores la oportunidad de ser parte de un mundo mejor.  Un gran espectáculo que emocione hasta la médula, una sala teatral cuidada que haga sentir bienvenidos a los espectadores, un espacio cultural que proponga a sus visitantes reflexionar sobre la marca que dejan en el medioambiente como sociedad de consumo, también ofrecen esa posibilidad. Y las buenas prácticas de marketing pueden ayudar a lograr ese objetivo. Reconocer este hecho es asumir que el marketing de espectáculos (incluidas las organizaciones teatrales de cualquier tipo y tamaño, en cualquiera de los circuitos conocidos de producción) es una de las claves a tener en mente para acercar propuestas de excelencia artística al público.
También se suele mencionar que una buena experiencia teatral brinda a los espectadores muchos más interrogantes que respuestas, a través de la oferta de diferentes géneros en esos mismos circuitos productivos. Por eso, este encuentro -que reunió a reconocidos hacedores de experiencias teatrales- no tuvo como objetivo brindar recetas marketineras para el éxito, sino el de compartir 3 casos muy diversos, que tuvieron en común el hecho de que sus responsables, sin proponérselo conscientemente, se involucraron de algún modo, directo o indirecto, en lo que puede inscribirse dentro del marketing de espectáculos.  
En el campo de la producción teatral, la búsqueda por la supervivencia del día a día muchas veces no permite priorizar la necesidad de encarar un trabajo profesional de marketing. Son contadas las organizaciones –por lo general, comerciales y privadas- que cuentan en sus equipos con profesionales calificados para llevar a cabo esta tarea. Y, al contrario de lo que sucede en el ámbito teatral internacional, en donde los departamentos de marketing en los grandes teatros o pequeñas compañías ya son un hecho y conviven al lado de otras áreas artísticas, de producción o de administración, por estas latitudes esto todavía no sucede “naturalmente” (no se piensa en un teatro sin una sección de luminotecnia, por ejemplo, pero un departamento de marketing todavía es resistido). 
Esta resistencia se debe probablemente al desconocimiento y a la mala fama del marketing mal aplicado. Tampoco se debe desconocer que prácticamente no existen instancias de capacitación académica específicas para quienes deseen estudiarlo.
Además de un destacado especialista en marketing, los invitados presentaron sus experiencias al frente de diversos proyectos teatrales ó musicales, focalizándose en ofrecer a sus públicos, muy diversos entre sí, experiencias innovadoras y apasionadas, a través de ofertas muy creativas. Todos ellos tuvieron siempre en mente que sus públicos debían disfrutar de un momento único e irrepetible, cargado de emociones. Y eso, no es ni más ni menos que haberles brindado valor… una de las razones de ser del marketing!

Laura Kulfas abriendo las exposiciones en el seminario


Marketing  “Informativo” o Programático y Marketing “Evangelizador” o Institucional

Según Michael Kaiser, reconocido experto estadounidense en administración para las artes del espectáculo, cuando las organizaciones teatrales toman la decisión estratégica de incorporar acciones de marketing, suelen optar por lo que él ha definido como marketing institucional ó marketing programático. 
Kaiser explica al marketing programático como aquel compuesto por acciones diseñadas con el fin de promover con información muy concreta, pura y exclusivamente un espectáculo, un taller, un evento, en el marco de una organización teatral. Ejemplos son la venta de localidades, promociones, la pauta publicitaria en redes sociales, etc. Apoyado en la misión, es un marketing fácilmente medible (a través del retorno sobre la inversión, cantidad de clicks convertidos en Facebook, etc.) y es notoriamente utilizado por los circuitos comercial e independiente, con mayor o menor grado de consciencia respectivamente.
Y el marketing institucional o “evangelizador” sería aquel pensado para  difundir a la organización teatral como un todo, para acercar su razón de ser a públicos que pueden incluso desconocerla. Un complejo con varias salas que difunde todos sus espectáculos con el diseño de identidad reconocible de la organización es un ejemplo. Los logros concretos de este tipo de marketing son más difíciles de medir porque se requiere de un largo tiempo para poder ver resultados tangibles. Suele ser aplicado por organizaciones teatrales públicas, aunque durante los últimos años esto se viene desdibujando (un poco), y bien realizado, puede brindar grandes réditos en términos de posicionamiento, y ayudarán a sostener su visión.


Antes que nada, qué es hacer marketing

Una marquesina atractiva, un programa de mano bien diseñado, una página web amigable y práctica, un hall de acceso iluminado y agradable, la campaña de comunicación de un espectáculo, el cálculo del valor de las localidades, y hasta acomodadores que sonríen al recibir al espectador, son parte del día a día de quienes se dedican al marketing de espectáculos.
Pero antes de llegar al “cómo hacer” cada uno de estos ítems, quienes se dedican a la producción de espectáculos deben tener claro en particular el “qué”, el “por qué” y el “para quien” hacen lo que hacen. 
De una forma amena y concisa, Mariano Morresi inició entonces la tarde presentando definiciones sobre qué es llevar a cabo un plan de marketing, haciendo hincapié en el acercamiento al público en el momento oportuno, con una propuesta de valor diferenciada e importante para cada segmento de espectadores.


A continuación se desarrollaron las presentaciones de tres casos.


Caso 1: Reposicionamiento del Teatro Coliseo

Elisabetta Riva compartió sus experiencias al frente del proyecto de puesta en valor del edificio del Teatro Coliseo, una sala con una historia de metamorfosis, siempre ligada al espectáculo: De pista de patinaje a fines del siglo XIX (el Columbia Skating Ring) a pista de circo con pileta incluida (el Teatro Circo Coliseo Argentino); de sala lírica (Teatro Coliseo, compitiendo en su programación con el Teatro Colón) a Casa de Italia (con la demolición del edificio existente y la inauguración en 1961 del actual Teatro Coliseo).
Con la visión de posicionar al teatro como una de las salas más actualizadas de la ciudad, desde la tecnología, se llevaron a cabo obras claves para lograr ese objetivo: Que la sala fuera reconocida como un punto de referencia de la actividad cultural de la ciudad. Entre ellas, se renovó la caja escénica, a la que se le sumó un sistema automatizado de parrilla, piso y cámara acústica nuevos, y más equipamiento de alta tecnología. Con esto, se pensó en brindar a los artistas los medios técnicos necesarios para llevar a escena propuestas más complejas desde el aspecto técnico.
Elisabetta Riva, en la recepción del nuevo Teatro Coliseo
Pero había que pensar también en el factor humano. Artistas, personal del teatro, asistentes a cursos y espectadores se merecían un edificio más amable que el construido hacía 60 años. Por eso, se reformaron camarines, salas de ensayo, baños, halls y foyers, con el fin de recuperar la propuesta arquitectónica de líneas austeras de la época, y adaptarla a las necesidades de los usuarios de hoy. 
Para financiar esta obra se acudió a un mecanismo fiscal interesante que brinda la ciudad de Buenos Aires (única jurisdicción del país en ofrecerlo desde el año 2006): el Régimen de Promoción Cultural, conocido como la Ley de Mecenazgo. Según la misma, empresas e individuos que tributan el impuesto de ingresos brutos en la ciudad pueden seleccionar proyectos culturales con los cuales comparten valores (y que hayan sido declarados de interés por una comisión evaluadora) para aportarles un porcentaje predeterminado de su impuesto a pagar.
Es aquí entonces en donde se incorpora el marketing de espectáculos en una de sus vertientes –la comunicación y difusión de actividades institucionales-: La Fundación Cultural Coliseum, que administra el teatro, presentó el proyecto de puesta en valor y actualización escenotécnica. El proyecto, una vez aprobado, fue financiado a través de este mecanismo, quedando todavía pendiente de concreción una segunda etapa de obras para un futuro próximo.
La difusión de este gran logro es importante para el teatro. Si bien la ley no contempla que beneficiado (el teatro) y benefactores (las empresas que aportaron fondos) puedan utilizar las alternativas de exposición marcaria usuales, pueden comunicar sus acciones en un marco de responsabilidad social empresaria. 
Un teatro renovado ayuda a atraer a nuevos auspiciantes. La inyección de dinero, productos o servicios provistos por estos sponsors resulta en un funcionamiento más eficaz. Un teatro mejor administrado posibilita que nuevas propuestas artísticas deseen acercarse. Y grandes espectáculos atraen a más público. El resultado es una sala que vende más localidades y que resulta posicionada según la visión de sus líderes. Este círculo virtuoso puede ser considerado hacer marketing, con el aporte de más valor para artistas, espectadores y el propio Teatro Coliseo.


Caso 2: La innovación en Border Comunidad de Arte

¿Qué tienen que ver con la experiencia teatral un edificio que plantea reducir el consumo de energía, usando maderas de origen certificado, materiales de construcción a partir de tapitas de chapa y PET recicladas, lámparas LED, paneles fotovoltaicos, tanques para almacenar el agua de lluvia, y ventilación cruzada?
Marina Lamarca y Diego Mariani, co-creadores de Border, presentaron el caso de la construcción de Border Comunidad de Arte, con un concepto absolutamente novedoso en el ámbito teatral: Todo lo anteriormente mencionado fue profesionalmente pensado y diseñado para crear el primer teatro sustentable del país, con la idea de disminuir el impacto de su huella energética en el medioambiente. 
Los 4 fundadores de Border, el día de la inauguración
“En Border, el impacto es humano” es un slogan utilizado por el recientemente inaugurado espacio teatral. Además de utilizar al proyecto arquitectónico como una eficaz y muy atractiva bandera comunicacional, todas las demás actividades son coherentes con la misión propuesta, desde los talleres brindados en su escuela, hasta los espectáculos programados para sus dos salas, sin dejar de lado la propuesta de comida sana y natural en el bar (llegando hasta a tratar de convencer a los clientes a no consumir bebidas industrializadas).
Fue valioso entonces conocer esta propuesta, por reunir aquellos componentes que definen una buena misión o razón de ser para cualquier organización: Ser única, diferente, novedosa, y atractiva para muchos espectadores.  
En momentos en que la innovación es esencial para lograr objetivos de negocios, incluidos los de una sala del circuito teatral independiente del barrio de Palermo, Border ha construido un espacio importante, tal vez el primero de una serie de propuestas teatrales sustentables, no sólo desde lo económico. Más aun, lo ha logrado haciendo un trabajo de comunicación con sus auspiciantes e inversores en un escenario muy complicado: el pozo de la etapa inicial de la obra en construcción.
Con la idea de acercar a un espectador (cada día más consciente del legado que deja en la sociedad como ciudadano responsable) a propuestas de gran calidad artística en un teatro pensado para lograr ese mundo mejor mencionado previamente, Border promueve sus actividades a través de las dos vertientes del marketing para organizaciones artísticas definidas por Kaiser: Espectáculos y actividades por un lado, y continuidad en la difusión de su misión como espacio teatral/cultural ecológicamente sustentable.


Caso 3: Creer, Soñar, Hacer

Elvis Presley. The Beatles. Michael Jackson. Estos indiscutidos gigantes de la música comparten el hecho de que se han trasformado en espectáculos llevados a escena por el Cirque du Soleil, una de las empresas productoras de entretenimiento más importantes del planeta.
Diego Sáenz, los dos Soda y el resto del equipo organizador
Escuchar a Diego Sáenz hablar sobre sus comienzos en la producción musical es un gran aprendizaje ya que prueba que creer firmemente en los valores que propone un determinado artista puede concretarse en una gran experiencia para los espectadores, aunque el proceso lleve un largo tiempo: Soda Stereo se sumará en 2017 a la lista de esos grandes nombres de la música, a través de un nuevo espectáculo del Cirque dedicado a la banda.
Desde su mirada apasionada de fan, Diego compartió su historia como productor de Gustavo Ceratti y de Soda Stereo, y de cómo, ante una oportunidad única, gestionó con gran esfuerzo un acercamiento al Cirque du Soleil para ofrecerle su visión, que en ese  momento más que nada parecía una idea innovadora pero delirante a la vez. También narró su apuesta al grupo de heavy metal finlandés para niños HeavySaurios. Éste último es un caso particularmente interesante ya que su estrategia de marketing está dirigida no sólo a los chicos, su público natural, sino también a sus padres –amantes del rock heavy metal y hoy al frente de familias con, valga la redundancia, niñitos-. 
Al no dejar nunca de creer y soñar, demostró que es posible y hasta necesario perseverar para transformar una ilusión en una visión muy concreta, y el hacer que la misma se convierta finalmente en un espectáculo imaginado, gestionado, diseñado, planificado, presupuestado, producido, comunicado y comercializado para deleite del público. 


Para finalizar

Para aplicar estrategias y tácticas duras de marketing al campo teatral es necesario saber estimar las posibilidades del éxito financiero de un proyecto teatral, como así también diseñar la identidad de una marca para que refleje la promesa de la marca de una sala o de un artista, e incluso estudiar la influencia de una gran marca teatral en el ámbito laboral (por ejemplo, que la gente quiera trabajar en el teatro X o con el director Y). Y esto es solamente mencionar una pequeña parte de lo que se incluye en el marketing teatral. 
Pero también es importante meditar sobre el hecho de que una organización teatral puede ser un ciudadano corporativo responsable al planificar sus actividades y temporada en términos de sustentabilidad (además de la rentabilidad). Y que es factible apoyarse en legislación específica que la ayude a cumplir sus objetivos. Y que a partir de una idea se pueda concretar muchos años después un espectáculo único, realizado por una de las compañías más afamadas del mundo del entretenimiento.
En el ámbito de la producción de espectáculos en vivo, en los diversos casos presentados - un teatro institucional más atractivo para artistas, productores y espectadores, un espacio que rompe con esquemas tradicionales, y un sueño que finalmente se transforma en un show que se estima marcará records de recaudación- los responsables de estos proyectos, en forma más o menos consciente, han llevado a cabo algún tipo de estrategia de marketing. Lo hicieron para lograr los objetivos concretos que se propusieron. Y para acercar a sus públicos propuestas de gran excelencia artística, por sobre todo.


Autora: Laura Kulfas

12 de octubre de 2012

Pastas con Magia… “al fondo”. Un juego de paradojas.

Don Chiquino combina de forma gourmet los siguientes ingredientes: Originalidad, Experiencia y muy buenas Pastas. 

El visitar Esquel es en sí mismo una paradoja, sus contradicciones la hacen verdadera, su tranquilidad es provocativa. Es un acto de magia, aunque no quiero ni me atrevo descifrar cuál es el truco para lograrlo.

–Señor, señor, ¿dónde podemos ir a comer la mejor pasta?

La respuesta no se hizo esperar:

–A lo de Chiquino, por Ameghino saliendo hacia la ruta. 

Y fuimos hacia allí… pero… no lo encontramos y volvimos a preguntar a otras personas del lugar.

–Ahí a mitad de cuadra. ¡Al fondo! –nos contestaron. 


Llegamos a una rampla como si fuera la entrada de un garaje, donde en una de las paredes laterales se lee “Don Chiquino. Pastas con magia. Pase al fondo”. Entramos y luego de atravesar el patio, que ya dejaba entrever un lugar para hacerse preguntas, llegamos… ¡al fondo!. Allí nos recibió una escultura de un “Piel roja” [sí, leyeron bien] tallado en madera al lado de un pupitre viejo reacondicionado de una escuela provincial. Al abrir la puerta del salón, vimos listones de madera donde la gente pincha papeles, servilletas y otro enseres con frases sobre como lo han pasado, y ya no queda lugar, por lo que los mensajes se superponen y confunden de autor. 

Este restaurante es para aguzar los sentidos, pues el decorado sale de lo esperado. Lo primero que me llamó la atención fue un mapa, dibujado milimétricamente indicando cada relieve, accidente y paraje, donde las rutas están súper indicadas como así también su incipiente división política, pero no es de Chubut como ameritaría el lugar… ¡es de Australia!. 


También noté un arado mancera, que se contrapone a una lámpara a kerosene y una bigornia cerca de un apero criollo, mezcladas con fotos de Mar del Plata y trampas para zorros con cercos hechos no hace mucho tiempo, también techos a medio terminar, vasos y bozales, sifones y cueros de Ñandú; se hacía imposible retener la innumerable diversidad de elementos. 


Paradojas y Popurrí 

Uno trata de sacar una radiografía, de tejer historias de cada uno de eso elementos, saber el por qué del lugar que ocupa cada uno, o tratar de encontrar explicaciones de aquello que nuestros ojos observan y no pueden razonar. 




Esta decoración tiene una tilde casuística, nacida en el galpón de Chiquino, el abuelo de Tito, hace muchos años, una fuente inagotable de piezas, llaves, maderas y destornilladores que era un mundo en sí mismo, una gran juguetería con herramientas para que jueguen los adultos. 

Nos recibió el dueño, Tito, y nos señaló el lugar donde podíamos sentarnos y nos preguntó si estábamos bien. Luego de nuestro consentimiento desapareció yéndose hacia el otro salón. 

En ese otro salón, extensión del gran éxito de este negocio, tiene un pequeño mostrador que no se usa y una escalera que no conduce a ningún lado. Las mesas están bien separadas: 

–Es importante no escuchar la conversación de los demás mientras uno comparte un delicioso plato de pastas. Tengo 21 mesas y las ocupan tres personas en promedio... Este es mi mercado. –nos diría Tito después. 

La carta es muy simple, la comida también. En una página están todas las pastas. ¿Por qué Pastas?: –Por mi limitación –cuenta Tito–, sólo sé hacer pastas. –(Explicación simple pero concreta y lógica)–. Cuando era joven siempre me pedían que hiciera Sorrentinos, y de tanto hacerlos me hice especialista entre mi entorno de amigos. Mi hijo me dice que agreguemos más productos, –me contará al otro día–, pero… me costó mucho armar el concepto “Don Chiquino. Pastas con Magia”, es marca registrada, creo que intenta ser un concepto. 

En la otra página están las salsas, los vinos y los postres. ¡Simple! Y se terminan las hojas del menú, para qué más si el espectáculo aparecerá después, ni bien la cerremos y nos dispongamos a hacer el pedido. 

No había terminado de hacer el comentario cuando Tito me dejó 6 maderos y un comentario imperativo: –Tenés que armar un barrilito con todo esto –y dando vuelta la cara le encarga una adivinanza a mi mujer–: ¿qué fruta se mira el espejo y no se reconoce?1 –y se va. Al rato regresa, nos interrumpe y nos dice: –¿Vos sabes que mi abuelo Chiquino nos reunía alrededor de la mesa y nos decía que en la cocina uno debía saber cuando utilizar la magia y cuando no? –y seguidamente mete un puñado de sal en su puño cerrado, que luego de abrirlo desaparece, pero hace aparecer la sal en la otra mano y la tira vaya a saber adonde. 

Mientras seguía enfrascado en armar el barrilito, Tito me entregó un típico juego de alambres donde hay que separar las piezas, entonces abandoné el barrilito y me puse manos a la obra, pero muy pronto me olvidé del tiempo, de la carta, y de estar levantándome para observar alguna que otra artesanía. Al rato mi mente volvió a quedar orientada sólo a armar el famoso barrilito con los seis pedazos de madera, y mi mujer empezó a reír porque descubrió, al fin, el nombre de la fruta. Los dos perdimos el hilo del tiempo y la espera se transformó en deleite. Seguramente se preguntará ¿y el pedido? A quién le importaba a esta altura del juego el pedido, si ese maldito barrilito no aparecía por ningún lado, si estaba sumergido en la experiencia de poder resolver algo que mágicamente se había transformado en lo más trascendental en ese momento, como si un pase de la varita hubiera transformado lo importante en secundario y viceversa. 




–Permiso, te dejo el plato y estos clavos, trata de separarlos, mirá que te voy ganando tres a cero. 

Me entregó el plato de tallarines caseros al que desplacé para observar el nuevo intríngulis que me había traído, absorto hasta que mi pareja me dijo: –se te va a enfriar la comida, luego continuas. Recién ahí tomé contacto con el plato, que se transformó en una experiencia gourmet por el sabor, el aroma y la presentación de los ingredientes. Les cuento: parece ser que el clima de Esquel es muy seco y por eso las pastas adquieren una consistencia que las hace únicas, realmente espectacular. 

La magia y el entretenimiento aparecen en “Don Chiquino” en su primer local de Esquel, como necesidad, cuenta Tito: –Era un agujerito que no sabía cómo taparlo, los nenes mientras esperan la comida crean un estado de caos en la mesa, por momentos es molesto comer con los pibes. Un día me acerqué a una mesa con dos corchos y dos fosforitos, ¡muy limitado, muy limitado! –expresa como arrepintiéndose de lo que hizo, y reflexiona sobre su impronta creativa y exitosa. 

“No sólo te admiro sino que te envidio, porque sin ser mago trabajas todos los días de mago”, le dijo alguna vez el gran maestro René Lavand, uno de los tantos ilustres que pasaron por el restaurante. –Le hice un truco de cartas, que me enseñó mi abuelo, con las dos manos, y Lavand me respondió, con un sesgo de tristeza, “ese truco no lo puedo hacer porque necesito las manos”. Se llama “Pastas con Magia” por él. 



Este negocio es diferente porque se vive la experiencia de la magia y el entretenimiento, es como disfrutar de un espectáculo, y además uno se come unas buenas pastas. La experiencia es el esparcimiento, la diversión, el desafío de separar dos pedazos de alambre o la sorpresa de ver aparecer el As de Pique en el bolsillo del tapado de tu pareja, es esto y mucho más, incoherencia en la decoración, una sinrazón de la ubicación, y un popurrí en lo que se vive. 

Este es un negocio que nace en la cabeza de Tito, estoy convencido que no fue taxativamente de esta manera, pero está bueno creer que hubo un sueño, un viejo sueño de poner un restaurante en el sur, que empezó a hacerse realidad en agosto del 89 cuando llegó a Esquel con el dinero justo para alquilar un local. Empezó haciendo Sorrentinos porque cuando trabajaba en Mardel un amigo le regaló el primer molde para hacer Sorrentinos. Le faltaba todo lo demás, hasta la máquina para hacerlos, y con dinero prestado la compró de una fábrica de pastas que se cerraba y surgió el primer local: “Sorrentería Don Chiquino”. 


Tito es un loco, pero un loco distinto, un loco protagonista: –Si no nos acompaña un poco de locura, ¡uno es playito!2 –dice. En los negocios hace falta una dosis de locura creativa para poder hacer. “La mediocridad para algunos es normal, la locura es poder ver más allá” cantaba Sui Generis inspirados en José Ingenieros.

Don Chiquino no hace publicidad, entonces ¿Por qué viene la gente, por qué te recomienda?

–Este negocio nace porque mi papa era viajante, vendía en los pueblos, un tipo muy trabajador. Yo lo acompañe una vez a vender a un pueblo, cuando llegamos me dijo “antes de empezar vamos a reservar la comida”. Era una casa de familia, cuando llegó a la hora del almuerzo entramos y encontramos otros viajantes y una señora gorda que oficiaba de cocinera y anfitriona nos sirvió un plato espectacular, pero lo que más me gustó, fue su preocupación porque todos ahí tuviéramos lo que queríamos: ¿está bien de salsa?… ¿querés que te lo caliente?... ¿un poquito más de pollo?. ¿Qué papel cumplía Rosa? Era la esposa, la madre, la abuela; cuando un turista sale de su casa está solo y depende de las organizaciones para sobrevivir entonces “Don Chiquino” viene a reemplazar la comodidad de su casa



¿Qué le damos? –me dice que se trata de una experiencia–. Atención personalizada como si lo conociéramos de siempre, le cuento un cuento, le doy una bienvenida agradable, en definitiva lo acompaño, le doy entrada para que me cuenten su historia. Si yo lo paso bien él también lo pasa bien. Yo me cargo de energía con lo que hago. Luego de un rato logro que las mesas empiecen a comunicarse entre ellos y los clientes hablan entre sí, en ese momento dejo de ser un restaurante para convertirme en un pedacito de su casa.







Un escrito que está por ahí, dejado por un comensal, dice “Don Chiquino es un lugar donde los grandes juegan como chicos y lo chicos piensan como grandes” 


Don Chiquino: Ameghino 1641, Esquel - Facebook



1Haciendo un comentario puede intentar responder la adivinanza o preguntar la respuesta. 

2Sin profundidad, sin contenido.


Fernando Cerutti


Nota: Fernando falleció en febrero de 2025. En este artículo lo recordamos

20 de noviembre de 2008

El valor de la música

Ciertos negocios son un caldo en ebullición para la práctica de los nuevos paradigmas de la competencia. El de la música, enmarcado en el mercado del entretenimiento, es uno de ellos. Y ciertos intérpretes, no musicales, son especialmente valiosos para entender a partir de sus cambios los nuevos escenarios que están entre nosotros. Enrique Dans nos acerca este artículo donde posa la mirada sobre los cambios del sistema de valor de la música y los inciertos rumbos que están tomando los modelos de negocios preeminentes. Los invitamos a reflexionar y a continuar generando conocimiento.
- Fernando Cerutti



Música y cadenas de valor

Vía Boing Boing llego a una conferencia del genial Ian Rogers, una de las mentes más preclaras en el entorno de la música, hasta no hace mucho Director General de Yahoo! Music del que tuvimos ocasión de hablar anteriormente en varias ocasiones y ahora Fundador y CEO de Topspin: Ian recoge en el blog de Topspin algunas partes de su presentación y sus comentarios al respecto, e incide en uno de los temas para mí fundamentales: la revisión de la cadena de valor del negocio de las discográficas, y la fortísima necesidad de redefinición que éstas precisan.
En su charla, Ian deja patente y claro que la música no está en crisis: lo que está en crisis son negocios como la venta de CDs. La venta de música digital aumenta a un ritmo del 40%, aunque no suficiente como para cubrir el descenso progresivo de las ventas físicas a una velocidad de un 20% sobre una base inmensamente mayor. El fenómeno del unbundling (venta de canciones sueltas en lugar de en paquetes), además, sigue perjudicando el negocio tradicional, la industria tiene problemas… y la respuesta de Ian es, simplemente, proyectar una transparencia con un gran “I don’t care” en letras blancas sobre fondo negro (habría dado algo por palpar el ambiente en ese momento):

Hablar de la industria de la música en esos términos es como hablar del descenso de ventas de cassettes en la era del CD.”
Mediante frases y datos, Ian demuestra que no es la música la que está en crisis, sino el modelo de las discográficas tradicionales, un análisis parecido al que suelo utilizar yo en clase: en una cadena de valor simplificada de la industria discográfica como la que he dibujado arriba, las cuatro fases presentan importantes problemas:
  1. Selección de talento: Ya no aporta valor. El talento puede expresarse libremente en la red, y los esquemas sociales de recomendación y selección expresados a través de sitios de música, redes sociales, blogs, etc. funcionan mucho mejor que el criterio de un ejecutivo de la industria que, además, privilegiaba claramente lo comercial sobre la calidad. Prefiero elegir yo “with a little help from my friends” que confiar en el criterio de la discográfica.
  2. Producción, grabación y soporte: El acceso a la tecnología necesaria para producir música se democratiza; la tecnología baja de precio, y la relación coste/calidad se equilibra. Equipos con un coste perfectamente accesible permiten grabar con una calidad más que adecuada. La necesidad de soporte físico, además, desaparece gradualmente.
  3. Distribución: Se realiza en formato digital, a través de la red, y con un coste mínimo. Hasta el coste del ancho de banda puede minimizarse merced a los esquemas P2P o tiendas como iTunes y similares.
  4. Marketing y promoción: Tras años de marketing del tipo “sota, caballo y rey”, de recurrir a los mismos esquemas de manera constante y de insistir en trasnochados esquemas de publicidad masiva, las discográficas se encuentran con que no conocen los nuevos esquemas de publicidad relacionados con el mundo online, las redes sociales, las comunidades… ¿Pueden aportar algún tipo de valor diferencial al artista en este sentido? Empresas como la propia Topspin, FanShake y otras parecen tener mucho más claro como tratar, fomentar y aprovechar algo tan poderoso como el fenómeno fan en el nuevo entorno. Y en cualquier caso, si el valor aportado se va a concentrar en este punto, el tamaño de las empresas discográficas deberá disminuir: la estructura y dimensión que hoy en día poseen no está en absoluto justificada.
La respuesta de las discográficas ante la evidencia de que no aportan valor ha sido intentar capturar el valor que se tradicionalmente se producía fuera de su control mediante los contratos 360º. ¿Es eso la solución? ¿Debe un artista hipotecar sus perspectivas futuras de generación de negocio con un socio como éste? La respuesta, para mí, no está ni mucho menos clara, algo que Ian Rogers identifica con un cambio estructural: el poder pasa de la discográfica al artista, y la meta ya no es conseguir firmar un contrato cuyo valor está fuertemente cuestionado. Una situación que dará lugar al desarrollo de una importante “clase media” de artistas que firman contratos consigo mismos y se mueven en un mercado de prestadores de servicios puntuales de comercialización, grabación, etc. en el que operan de manera transparente, mientras retienen los derechos de sus obras. En el fondo, algo bueno para los artistas, bueno para unos clientes que disfrutan de más opciones, y bueno para la música en su conjunto.


Autor: Enrique Dans
Fuente: El Blog de Enrique Dans. http://www.enriquedans.com/2008/11/musica-y-cadenas-de-valor.html



PD: Para escuchar novedades en el negocio y el disfrute de la música, chequeen esta web: www.finetune.com/user/marianojaja

27 de julio de 2008

Management Estratégico = Espíritu Curioso. Reflexión

Tras las discusiones y el aprendizaje que nos ha dejado el tratamiento del sector de la música, en nuestro Curso de Posgrado en Management Estratégico, hemos encontrado un muy fresco artículo que analiza algo de lo que está pasando en Argentina. Éxitos, dificultades y cambios se mezclan caóticamente en el desarrollo de la industria de la música local. Es interesante ver la opinión de distintos jugadores, para notar que las oportunidades y amenazas que trae la crisis no son todas iguales, ni hay un único destino. Este artículo puede servir para que sigamos discutiendo sobre cómo se viene "La Competencia en los Nuevos Escenarios". - Mariano Morresi


La Argentina, país generoso

En 2008, la venta de discos en nuestro país sigue creciendo, a pesar de la crisis mundial del sector; la industria, sin embargo, está resentida

Mientras que en el mundo la industria discográfica va en caída libre con un descenso de las ventas del diez por ciento en el último año, en la Argentina el mercado sigue su lenta y sostenida recuperación desde la crisis de 2001. ¿Panacea de los sellos, o realidad intervenida por Moreno? Es que las buenas noticias que anunció Capif en su primer informe de 2008 acompañan una realidad con muy variados matices.

Actualmente, el sector (no del campo) está atravesado por los cambios en los hábitos de consumo, la oferta de nuevos soportes para escuchar música, sellos majors que se transforman en productoras de eventos, cierre de disquerías, el tentador nicho de las compañías celulares, la sombra latente de la piratería, el obstinado andar de las indies y una crisis en ciernes.

Más allá de las cifras duras y los buenos índices de venta del primer trimestre del 2008 -que se incrementó en un 3 por ciento respecto al mismo período de 2007-, la realidad engloba otros factores del sector. "Es verdad que más que un crecimiento lo que hay es una recuperación después de la crisis de 2001, pero no alcanza ni de cerca los niveles de venta de 1999 (ver gráfico). Igualmente, la preocupación para nosotros como Estado no está en las bajadas de Internet o en la piratería, sino en la concentración del mercado. En ninguna otra industria cultural existe la concentración que uno ve en este sector y eso termina por impactar en un mercado que no se puede desarrollar plenamente y en el que los sellos independientes quedan desprotegidos", analiza Natalia Calcagno, del Sistema de Información de Industrias Culturales de la Nación.

Si bien la venta de discos mantiene su lenta curva de recuperación con los 3,9 millones de unidades vendidas en lo que va de 2008, la radiografía de la industria discográfica argentina arroja más de un diagnóstico. La parte más nutritiva de las ventas se la quedan las multinacionales, con un 75 por ciento del mercado, y el resto lo representan los sellos independientes y nacionales (pero vale aclarar que no es lo mismo Pop Art y DBN que Los Años Luz y Ultrapop), con un volumen de venta estimado en ochenta millones de pesos anuales, según un informe del OIC (Observatorio de Industrias Culturales de la Ciudad).

La misma concentración se registra en las bocas de distribución: el sesenta por ciento de las ventas las controlan Musimundo y Yenny. El problema es que los discos dejaron de ser las niñas mimadas de las cadenas. "En lugares como Musimundo, los discos no son la prioridad -cuenta Fernando Laviz, de Zival's y Aqcua Records-. Se podría decir que los discos son a Musimundo, lo que los cigarrillos son para un quiosco. Sirven para que la gente se acerque y compre otros productos como plasmas y equipos de audio." En términos reales, la disquería de barrio (muy distinta a la cueva de culto) fue la que más perdió por el avance de la piratería y el reciente cierre de la conocida cadena disquera Yazz fue otro golpe para el mercado.

En otros aspectos, si el soporte físico sigue sobreviviendo, es gracias a la brecha digital que existe en nuestro país (extraña paradoja de una región subdesarrollada), donde sólo hay un millón de usuarios de banda ancha y significa apenas el 4 por ciento de las ventas totales. Es verdad, que la incorporación de la telefonía celular en el negocio es un suculento plato para las discográficas ya que cuenta con 35 millones de potenciales usuarios a disposición. "Las asociaciones con las telefónicas son muy beneficiosas -sostiene Manuel Peña director del sello Universal-. La música, después de los mensajes de texto, es el uso principal que dan al teléfono los jóvenes de hoy. Vivimos una época en la que los nuevos públicos prefieren el uso a la propiedad. Se prefiere la accesibilidad de un MP3, a la calidad del vinilo (la mejor que ha existido en la historia). Igualmente, creo que siempre habrá un mercado para el disco objeto."

Mientras los A&R de las compañias multinacionales se devanan los sesos para encontrar nuevas formas de vender música en vez de buscar nuevos artistas, los sellos independientes siguen apostando por el contenido. "Somos las incubadoras de las nuevas propuestas y las únicas que apuestan al desarrollo de lo nuevo. Las majors hace rato que no producen, sino que van sólo por modelos repetidos de éxito o consagrados", advierte Javier Tenenbaum, de Los Años Luz.

En algún punto, el mapa de ventas confirma la preferencia del público por el repertorio nacional, que le sigue sacando ventaja a los artistas internacionales. Aunque en este aspecto se vuelve a hacer notable la concentración de las majors en los puestos de los rankings oficiales (Capif no quiere dar cifras de venta a diferencia de la Billboard). En este segmento, la música infantil es la gran ganadora: Patito Feo se transformó en el disco más vendedor de 2007, seguido por Sabina-Serrat y Soda Stereo. "Creemos que el sector infantil está a salvo de la piratería porque depende del consumidor adulto que les compra los discos a sus hijos", dice Javier Delupi, director de Capif. Sin embargo, para Natalia Calcagno, la preocupación es otra: "Una entidad como Capif debería estar más interesada en propulsar una ley de música que proteja a todo el sector en vez de agotar toda su energía en combatir la piratería".

Lo cierto es que el mundo mira de reojo la particular situación argentina y trata de responderse cómo nuestra industria discográfica, a pesar de todo, sigue creciendo.

Los CD más vendidos de 2007

1. Patito Feo - Varios (EMI)
2. Dos pájaros de un tiro - Serrat & Sabina (Sony/BMG)
3. Me verás volver - Soda Stereo (Sony/BMG)
4. Quién dijo ayer - Ricardo Arjona (Sony/BMG)
5. Radio Disney - Varios (Universal)
6. Amar es combatir - Maná (Warner)
7. High School Musical II - Varios (Universal)
8. Patito Feo en el teatro - Varios (EMI)
9. Mi tiempo - Chayanne (Sony/BMG)
10. Las mejores canciones de Ricardo Montaner - Ricardo Montaner (EMI)


Opiniones

Javier Delupi, Capif: "Debemos trabajar en incentivar el sector de la producción y no precarizarlo. El disco no puede tener una carga impositiva del 40 por ciento. Eso le quita rentabilidad. Muchas discográficas prefieren encarar otros negocios como la producción de espectáculos. En la música no hay incentivo, como en el cine, y está siendo más difícil producir un disco."

Alberto Moles, PopArt: "Este es un momento de convivencia entre nuevas formas de escuchar música, como el MP3, el trueton y el CD. Creo que nadie duda de que estamos asistiendo a la muerte del disco o a otra forma de escuchar música. Lo que es seguro es que hacer discos ya no es negocio, sino que es la excusa para poder promocionar a un artista de mil maneras diferentes. Lo más rentable es producir los espectáculos de los artistas y managerearlos. Nosotros lo hacemos desde 2000 y ahora lo están haciendo todas las compañias grandes"

Javier Tenenbaum, Los Años Luz: "Nosotros formamos parte de la porción más chica de lo que se considera el sector de los sellos independientes. Si calculas que sellos como Epsa, DBN y Pop Art son considerados independientes y se quedan con el 10 por ciento, nosotros formamos parte de un montón de otros sellos más chicos con los que nos repartimos el cinco por ciento del mercado que queda. Pero nuestro rol es muy importante porque cuidamos el acervo cultural. Hoy sería imposible que una major descubriera a un Serrat, a Los Beatles o a Atahualpa Yupanqui. La protección de las propias culturas y la fuerza de nuevas propuestas es lo que impulsa a los sellos independientes y aporta lo nuevo al mercado."

Fernando Laviz, Zival´s: "El tema puntual que ataca hoy al mercado, más allá de la piratería y de los cambios en los hábitos de consumo, es la rentabilidad. Los discos no suben su precio y los gastos de las disquerías subieron hasta dos o tres veces. Hace un año, abrimos la sucursal de Palermo y hoy no lo podríamos hacer porque no hay manera de absorber una inversión semejante. La política de expansión está parada hasta que no cambie esta ecuación: precios de 2003 y costos de 2008".


Autor: Gabriel Plaza
Fuente: La Nación, 27 de julio de 2008
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1033900