23 de septiembre de 2025

La comunicación realmente memorable

Soy muy mala compradora, hay que decirlo. De esas que no van a shoppings, ni caminan por las avenidas comerciales. Pero hace un par de días caminé un rato por Cabildo, fiel a mi deseo de bajarme antes e ir a pie las últimas cuadras hasta casa.

Mi ánimo especialmente apático al consumo se disparó. Muchas cosas que no creo necesitar comenzaron a danzar frente a mis ojos. Y si me compro esto o aquello, pensé. La ansiedad de la tentación comenzó a apoderarse de mí. Al rato ya casi de trataba solo de comprar algo.

Entonces doble, salí de la avenida y los árboles de Belgrano me aquietaron. Mientras caminaba pensé esta idea: el consumo me ubica en un lugar de insatisfacción. La naturaleza en cambio me calma, allí todo está, nada falta, nada sobra. Es un ser vivo que alimenta mi ser profundo.

Una cosa trajo la otra. Recordé esta frase de Chul Han: “Como cazadores de información nos volvemos ciegos para las cosas silenciosas, discretas, incluidas las habituales, las menudas o las comunes, que no nos estimulan, que no nos anclan el ser.”

La pregunta es entonces: ¿Cómo hacemos los comunicadores para no ser una autopista rápida que borra la memoria sino una estación donde nutrir a quienes llegan a nuestras marcas? O mejor aún ¿por qué intentarlo?

La respuesta es esa palabrita que el Chat GPT usa con desparpajo: ser memorables. Entrar en la memoria del otro. Que el contenido que generemos opere algo en el ser profundo del otro.

Se me ocurren marcas que lo hacen para mí. Los contenidos por ejemplo del newsletter de sustentabilidad del BBVA que espero con ansias, o el cambio que se genera en una empresa cuando lentamente invitás a los colaboradores a hablar entre sí por las redes y un día alguien te para y te dice: mi equipo preparó un video con la bandera de la empresa en vacaciones y me preguntó si podemos compartirlos.

La comunicación verdadera es un contagio. La fuente son los principios de la marca, las historias reales, la escucha atenta de aquello que realmente importa. El resto es paja que hay que separar del trigo para que no se convierta en ropa barata que compramos por tentación y se arruina tras dos o tres lavados.

Por eso, esta mañana los convido a caminar por una calle con árboles profundas y pensar ideas nuevas para acompañar a los usuarios y generarles un encuentro real con la marca y consigo mismos.


Autora: Gisela Galimi (Gisela es profesora de la Diplomatura DBA y otros programas de posgrado)

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