16 de enero de 2024

Liderazgo y Estrategia en la complejidad

“Dadme una palanca y moveré el mundo”
- Peter Senge (La quinta disciplina)




“Las decisiones complejas caminan solas”

El mundo es un lugar complejo. Esta es una premisa clave a la hora de aprender a utilizar el pensamiento crítico. La palabra complejidad se relaciona muchas veces con dificultad, pero personalmente prefiero separarla de este concepto y acercarla a la noción de la dependencia con numerosas variables, algunas de las cuales son incontrolables, es decir, la complejidad del mundo le añade incertidumbre a la predicción de eventos futuros. Nos tenemos o nos movemos con modelos, sin duda para poder avanzar, pero el modelo recordemos no es la realidad. Un caso paradigmático: la epidemia de covid, pero en la vida real, son innumerables.

Desde el momento en que tomamos una decisión, que involucra la revisión de variables críticas, en ella empiezan a actuar factores que pudimos o no tener en cuenta, dado la imperfección humana, y es sabio siempre tener esto presente, para anticiparnos o prepararnos para escenarios alternos. Al simplificar el entorno y creer que el futuro es tal y como lo suponemos, nos negamos a ver la mejor versión de la realidad que nuestra mente nos posibilita y entonces es como si viviéramos en un universo paralelo e irreal.

De hecho, el problema de la complejidad, se torna crucial cuando el efecto de nuestras decisiones, son de largo plazo, o cuando los factores humanos involucrados son numerosos. Qué decir cuando ambos son parte del trasfondo de nuestras decisiones. Decimos que las decisiones caminan solas porque una vez tomadas dentro de marcos complejos, éstas producen efectos que normalmente escapan al modelo que les da origen. De ello que el enriquecimiento de la perspectiva es vital, y esto tiene mucho que ver con el estilo de liderazgo y la permanente atención sobre los efectos de carácter sutil de las principales decisiones. En las decisiones de Estado por ejemplo: decisiones que pudieran parecer efectivas para la conducción no preparada para entender la complejidad, pueden producir efectos devastadores!

El tema está, en la capacidad de discernir sobre la información adecuada para la toma de decisiones, si la misma es correcta, permitirá no sólo evaluar los riesgos, sino también vislumbrar las oportunidades del futuro. La capacidad de conducción está primordialmente ligada a la metodología en uso, para procesar la información, a sabiendas que siempre es incompleta. De hecho, es imposible predecir el futuro a través de un modelo estratégico, matemático, estadístico u organizacional, sólo podemos trabajar con escenarios posibles. Tengamos en cuenta que el futuro es siempre un resultado dialéctico entre, la visión del escenario, las decisiones que se toman para fluir o superar dicho escenario y los resultados efectivos que se produzcan,


Estrategas y Líderes

En nuestra opinión lo verdaderamente relevante es el rol del líder dado que cada líder le da su impronta personal al proyecto o desafío que tiene por delante. Esto es fácil de darse cuenta, sólo con analizar las distintas formas de conducir y la obtención de resultados diversos ante desafíos similares. ¿Porqué? Porqué ubicarse como estratega significa aprender a pensar como tal. O sea, con firmeza y el desarrollo permanente del espíritu crítico y del conocimiento, dado que los modelos que pudieron haber sido exitosos, responden a un contexto determinado. Y estos como todo el mundo sabe tienen una dinámica de cambio, cada vez más acelerado. Pretender liderar imitando el espíritu de un tercero y no considerar los factores claves de cada situación y momento, sólo puede llevar al fracaso.

Algunas preguntas clásicas: a las que se enfrenta el líder que tiene la responsabilidad de conducir:
  • ¿Qué quiero lograr?
  • ¿Por qué quiero lograrlo?
  • ¿Por dónde comienzo?
  • ¿Qué objetivos son prioritarios?
  • ¿Con quién cuento para lograr mis objetivos?
  • ¿Cuánto podré avanzar y en qué tiempos?
  • ¿Quiénes se opondrán a mis avances?
  • ¿Qué fuerza cuentan los opositores al logro de mi objetivo?
  • ¿Qué recursos estratégicos cuento?
  • ¿Cuál es mi nivel de riesgo?
  • ¿Cómo defino las variables relevantes?
  • ¿Cómo preparo un plan alternativo?

Estas preguntas se encuadran dentro de un problema de solución incierta. (cuasi estructurado), dado que no son numerables todas las variables relevantes y tampoco son finitas las posibilidades futuras, a más, que no se podrá precisar todas las relaciones entre las mismas. Dentro de ellas, la más peligrosa de entender: los cambios culturales

Lo anterior, no tiene una respuesta de manual, sino que es resultado de la creatividad y dominio de campo del líder, de ello las condiciones de éste como fundamentales para lograr alcanzar los objetivos, dentro de realidades cada vez más complejas.

¿Porqué? Porque el líder es quién asume la voluntad política si la viabilidad del objetivo ya fue evaluada, la creación de la voluntad y la viabilidad en el horizonte del tiempo del plan, si hoy éstas no existen. Cabe colegir, la importancia de la comunicación y la confianza que inspire en sus seguidores.

Por eso hacemos énfasis en que “la estrategia es el arte del líder”. Supone una forma imaginativa de formular objetivos y una manera de solucionar las dificultades que las circunstancias y otros jugadores presenten, para alcanzarlos. 


Autor: Eduardo Dalmasso. Dr. En Ciencia Política (UNC-CEA) Editor del Blog. Miradas Políticas y otros enfoques. Director de SLADE (Sociedad Latinoamericana de Estrategia)
Fuente: Diario Alfil

 

1 comentario:

  1. Excelente artículo.
    Este artículo justo me encuentra releyendo a N. Taleb quién sostiene que 'un profeta no es alguien con especial visiones, simplemente alguien ciego a la mayor parte de lo que ven los demás'.
    Está en el arte del líder salir de lo obvio, entendiendo que el mundo no lo es, para estar atento a esas sutiles interdependencias casi imperceptibles que están fuera de todo patrón.

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