La exploración errática de la web lleva a encontrarnos con muy gratas y apreciables experiencias. Una de ellas ha sido redescubrir a Eduard Punset, un científico catalán que desde hace mucho tiempo viene haciendo grandes aportes en la construcción del conocimiento. Punset es abogado, economista, escritor, académico y divulgador científico, y cuenta con un gran programa en la televisión española, "Redes", que recomendamos aprehender vía YouTube o su propia página.
En esta ocasión, Punset se dedica a hacer una introducción al tema de la elección de los jefes, relacionado a la evolución y la evaluación del liderazgo.
Excelente oportunidad para seguir reflexionando y vincularlo con las palabras del psicólogo y consultor Eduardo Krestol, profesor del curso de posgrado en Management Estratégico: "Con el desarrollo del trabajo de conocimiento, el jefe suele saber menos que muchos de sus subordinados. Si se sigue haciendo lo que éste ordena y tal como lo ordena, no es de extrañar que perdamos el 80% del potencial productivo de los trabajadores."
- Mariano Morresi
¿Quién elige al jefe?
Están obteniéndose los primeros resultados de experimentos científicos sobre los liderazgos en la historia de la evolución. ¿Quiénes aparecieron primero, los seguidores o los líderes? ¿Han cambiado perceptiblemente las cualidades y defectos de los líderes? ¿Siempre fueron elegidos o impuestos al margen de lo que pensaban los seguidores? ¿Cuál ha sido el peso del sexo en la condición de líder o jefe? ¿Quién manda ahora, si manda alguien? En tiempos de crisis, ¿quién es mejor que mande, hombres o mujeres, jóvenes o personas de edad? Todo el mundo querrá conocer los primeros resultados de esta búsqueda e investigación, pero –con toda seguridad– los accionistas y dirigentes de empresas más que nadie.
Caben pocas dudas de que lo primero que se formó fue la manada. Y cuando el grupo ya estaba constituido, nuestros antecesores abordaron la ardua tarea de designar un líder o un jefe. Es importante constatar la trascendencia que la gente da a lo que podríamos llamar su conciencia social; es decir, la idea de pertenencia a un grupo, colectivo, manada, nación o país.
A los científicos –muy al contrario de los literatos–, no les ha importado tanto la conciencia social como la individual. Varios premios Nobel siguen en ello. Ahora se dan cuenta, sin embargo, de las tremendas implicaciones de que un individuo decida pertenecer a un grupo. Lo importante es que el individuo en cuestión perciba que está requetebién en el colectivo elegido. Ahora bien, a lo largo de la evolución, este sentimiento puede cambiar, y cambia. Aviso para navegantes: ¿y quién elige al jefe? ¿Quién decide quién manda?
Está claro que hace dos millones de años los jefes eran elegidos por sus seguidores, porque se suponía que de algunas cosas sabían mucho más que otros. A los líderes los elegían sus seguidores y lo hacían para una tarea determinada como cazar, negociar con otros o regular los movimientos migratorios. Se era elegido para gestionar una cosa en particular.
Hace unos doce mil años esta situación cambió radicalmente con la consolidación de las sociedades agrarias. La generación de un excedente económico indujo la imposición de un jefe no tanto porque sabía cómo administrar un excedente, sino cómo fabricarlo. Los ricos crearon la nobleza y la realeza y de ahí salían los jefes, que mandaban sensible o despóticamente, según su entender. Esa situación duró hasta hace menos de 400 años, con la llegada del pensamiento científico por oposición al dogmático o revelado. Desde entonces se ha iniciado una vuelta paulatina a los cánones de antaño, en el sentido de que se busca a quien más sabe de una cosa y los seguidores vuelven a elegirlo.
Aunque no siempre es así. Muy a menudo sigue mandando gente que sabe mucho menos que sus seguidores y que no han sido elegidos. Ahora bien, se está comprobando que cuando alguien manda sin el consentimiento de una buena parte de sus seguidores, las cosas no funcionan. ¿Y qué pasa con el género? Los experimentos efectuados indican que se prefiere a los hombres cuando se trata de gestionar intereses entre colectivos distintos, como puede ser la guerra o el territorio. Se prefiere, en cambio, a las mujeres cuando se trata de negociaciones en el seno de los grupos: reparto de tareas o gestión de subgrupos. En situaciones de crisis se prefiere a los jóvenes para que innoven. Si todo va bien, en cambio, se confía más en los adultos maduros. Lo curioso es que en uno y otro caso las equivocaciones son raras. En casi un 80 por ciento la gente atina a la hora de fiarse de alguien. No se equivoca, y por ello reacciona con mucha virulencia cuando sí ocurre.
Autor: Eduard Punset
Fuente: http://www.eduardpunset.es/blog/?p=149
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Por mi experiencia puedo decir que a los jefes los eligen otros jefes, lo cual no significa necesariamente que sean más competentes o sepan más que sus subordinados, dado que las razones para ser elegidos pueden ser políticas, económicas, familiares (nepotismo). Seguro que todos nosotros nos hemos visto obligados a trabajar alguna vez bajo las órdenes de un jefe no competente.
Habiéndome convertido en jefe, puedo decir que la adecuación persona-puesto es difícil de aplicar en la realidad, dado que en muchos casos acabas teniendo que colocar al personal del que dispones en los puestos vacantes, sin posibilidad de encontrar al empleado perfecto. Todo lo que aparece en los libros está muy bien, pero a la hora de aplicarlo muchas veces uno se encuentra de frente con la dura realidad.
Por
Pablo García Pérez General Manager, con experiencia en comercio, distribución, banca, finanzas (NYSE trader).
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Si Pablo, la "realidad" es muy diferente de los enunciados académicos que aparecen en los libros de Management, igual que es bastante diferente (más compleja, creo) en muchos casos, del "modelo sociológico" descrito por Eduard Punset, a quien respeto y admiro profundamente. Pero la realidad, como las piedras preciosas talladas, tiene muchas caras. La realidad incluye subordinados impasibles a todo tipo de motivación; incluye a personas quemadas tras años de sufrimiento, de marginación y de desarraigo, debido a que ninguno de sus jefes se tomó el interés y el trabajo de ayudarles en su desarrollo profesional; tambien incluye a personas que rechazan completamente el compromiso con las tareas desarrolladas y tambien acoge a personas de visión limitada que lucharon para ser promocionados a jefes porque creian que eso "viste más" y jamás aceptaron las tareas que la gestión de personas lleva consigo... aquello a lo que muchos nos referimos cuando decimos "... eso está en su sueldo". Es cierto que la dirección de personas es una tarea muy dificil porque, además de TODO lo que se refiere a obligaciones, responsabilidades y tareas que se han de realizar individualmente, implica aspectos como: conocer a los subordinados y trabajar en el desarrollo individual de cada uno (es decir, en ayudarles a sacar lo mejor de si mismos), tambien implica tener capacidad paa absorber la presion que viene de arriba sin trasladarla de forma directa y magnificada: a cada cual, lo suyo y en la medida de sus posibilidades. Conocer a tus subordinados y ayudarlos a crecer al tiempo que aportan a la empresa sus mejores valores es una tarea que requiere tiempo, conocimiento, habilidades y entrenamiento. La mayoria de los jefes y de los que no lo son, piensan que ser jefe=mandar y ese terrible error acarrea dramáticas consecuencias. Otros creen que ser jefe=poder (finalmente) ascender en la jerarquia profesional deseada y poder codearse con otros jefes, y a partir de ese momento crece increiblemente el riesgo de sufrir contracturas cervicales porque olvidan mirar hacia abajo y solo miran hacia arriba (los subordinados están ahí para sacar el trabajo y lo importante es identificar como tener contentos a "los de arriba"). Habria que considerar tambien, en este comentario superficial, de que sectores hablamos, cual es el nivel de cualificacion de cada individuo, etc. Sin ánimo de hacer publicidad, te recomiendo la lectura (o consulta) de varios libros de Daniel Goleman, que lleva más de 10 años diciéndo a todo aquel que le quiere escuchar (afortunadamente cada vez más personas) que la Inteligencia Emocional es un factor crucial en las relaciones sociales; no olvides que el trabajo no es otra cosa que un caso particular de interacción social, con el desarrollo de actividades remuneradas. Yo he leido varias veces Inteligencia Emocional y La práctica de la Inteligencia Emocional (ambos publicados en los 90s) y ahora estoy en La Inteligencia Social (2007). No te proporcionarán recetas, pero aprenderás muchas cosas útiles. Lo más importante, en mi opinión, de la tarea de DIRIGIR es que se dirige a PERSONAS.
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Esther Sanchez EMEA Pre-sales Technical Consultant at Hewlett-Packard
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Digo, que complejo es todo, y que simple a la vez.
Después de todo, una organización no deja de ser, en realidad, básicamente es una porción del entramado social, y se va a comportar como tal. Quizás debamos discutir si la palabra JEFE tiene, en este contexto, también embebida la condición de LIDER. En principio todos coincidiremos que no necesariamente, y que en más de un caso, parecería estar muy lejos la una de la otra.
Pero aquí, se me presenta un inconveniente, dado que, el LIDER también representa el conjunto de sus seguidores. De hecho, es como el huevo y la gallina, quién fue primero (en este caso, la respuesta es: los dinosaurios), pero, no hay LIDERES sin SEGUIDORES y viceversa. También el momento de la aparición de un LIDER es, si pudiéramos resumirla en un instante, el mismo que la aparición de sus seguidores, entonces, seguidores y lideres, forman parte del mismo plano. Se suele decir que los pueblos tienen los LIDERES que se merecen, coincido mucho más con que tienen los LIDERES que SE LE PARECEN.
Dicho todo esto, nada casi, y extrapolando en el JEFE al LIDER, considero que no es desacertado considerar que todos somos responsable de la elección de un JEFE. SI es verdad, en principio no es un acto democrático donde todos votamos y luego de un recuento sale electo el JEFE, pero, quizás, la elección la fuimos construyendo día a día, con acciones, omisiones, estrategias, actitudes, aptitudes, etc.
Creo que un JEFE, termina siendo un EMERGENTE de lo anterior, independientemente que haya formado parte o no de la organización.
A esto le sumamos lo que alguna vez dijo un filosofo español, donde EL HOMBRE es EL HOMBRE Y SUS CIRCUNSTANCIAS, y podremos entender los resultados.
Por
Mauricio Montenegro Responsable de Operaciones at Exologistica S.A.
Gracias por los comentarios en LinkedIn. Fueron enriquecedores y expansivos.
ResponderEliminarEn especial agradecemos a Mauricio, exalumno de Management Estratégico y gran cultivador de una filosofía diferente para gestionar organizaciones.
Mariano
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Jefes no se elijen, se nombran.
Lideres, en cambio, si.
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Juan Pablo Mattenet Computer Software Consultant and Contractor
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Muy de acuerdo con Juan Pablo, el respeto no se impone con un cargo, el respeto se gana. Los verdaderos líderes se ganan el respeto de su gente.
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Fabio Caballero Experienced Consultant and Project Manager
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En una organizacion moderna al Jefe lo elige un jefe de mayor rango, pero lo aceptan los subordinados, aceptacion que se basa mas que en el conocimiento de un tema especifico en la capacidad de interrelacionarse con todos de una manera constructiva, potenciando a su gente y siendo humilde y justo en su conducta, lo que no implica no ser firme.
Si un jefe pasa esas barreras creo que recien ahi podemos decir que su gente lo elige y lo convierte en lider, y lo defiende de tal manera como si en ello fuese su honor.
Por
Diego Germán Lamas Supply Chain Manager at Colorin IMSSA
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Estimados,
Igualmente debido a la cultura establecida, que forma al personal y las creencias que se instauran, no veo una resolución para dicha dicotomía. En mi experiencia, veo muy difícil la solución, porque son pocas las organizaciones que invierten en la búsqueda y preparación en lo que se refiere a management y/o gestión,
El dilema es o termina siendo, que muchas veces el Jefe capacitado para liderar un grupo y transformarlo en un equipo, no tiene conocimiento de mercado y principalmente influencia en el mismo, siendo este ultimo atributo, para ciertas industrias, clave para el éxito del negocio de la compañía (que por supuesto tiene como objetivo generación de valor).
Por
Ernesto Guillermo Zajic Functional Analyst at Metrogas