El cambio en una época de cambio atravesada por una disrupción. Todo un palo, ya lo ves. Cuando el escenario no fue imaginado no queda más que confiar en nuestra imaginación para salir, al menos mentalmente. Y desde allí construir nuestro propio camino, emprender y arriesgar con conciencia.
Estos son los temas que propone en la siguiente nota nuestra colega y egresada DBA Edith Schmidtke y queremos compartir con ustedes.
Hoy, el ejercicio diario de tomar una actitud positiva para enfrentar la crisis de lo inesperado es todo un trabajo pero, también, un proceso del cual podemos aprender para acomodarnos y fluir con el cambio. Estamos transitando un camino verdaderamente incierto, en el cual la luz al final del camino debemos más imaginarla y convencernos de que está esperándonos que ciertamente verla. Ser emprendedor en este escenario es todo un desafío. Como siempre toda decisión que tomemos significará riesgo y, este riesgo se encuentra incrementado por la incertidumbre de un país apagando el incendio de un virus que no sólo ataca nuestra salud sino también nuestra forma de ser y hacer en el mundo. Tremendo desafío que nos ha tocado estimados colegas que se han jugado a hacer de sus ideas y sueños fuentes de trabajo.
¿Qué hacemos para salir adelante? esa pregunta me ha acompañado durante los últimos meses. Lamento informarles que sigo sin encontrar la receta mágica, (aunque aún la sigo buscando). Pero sí sé que la respuesta está en cada uno de nosotros. La salida podemos encontrarla (quizás debemos dejar de buscar una puerta para salir adelante y explorar otro tipo de salidas) pero primero debemos comprender dónde estamos, cuál es la realidad que nos rodea y cómo estamos actuando frente a ella.
Aquí va un ejercicio sencillo que trabajo con mis clientes cuando deben enfrentar procesos de cambio y no saben por dónde empezar. Lo primero que les digo es que se sacudan todos los mandatos, los esperados, los cotidianos, lo que creen o piensan creer por un momento (¿abrir la cabeza por un segundo, liberar lo establecido... ?) y que se pregunten:
1) ¿Adónde quiero ir? o ¿Dónde no quiero estar? (la segunda pregunta siempre se responde más fácil)
2) ¿ Estoy o estamos haciendo todo lo necesario para dejar de estar donde no quiero estar?, ¿lo que estoy haciendo hoy va en dirección a mis objetivos?
3) ¿Tiene usted o su equipo posee todas las competencias para transitar al ritmo de los cambios para llegar a donde quiero ir?
4) ¿Cómo se encuentra la motivación, las ganas, la convicción de hacer lo mejor para salir adelante? Tanto las personales como las que percibo del equipo que me rodea.
A partir de estos disparadores puede que se haga evidente que el estado actual de su negocio o emprendimiento necesita una transformación para lograr adaptarse de la mejor forma posible a lo que sucede y a los posibles escenarios que vendrán. Tomar conciencia de la necesidad de un cambio y el deseo de ponerlo en práctica es el primer paso de un sinuoso proceso de aprendizaje. Proceso que puede generar incomodidad y resistencia dado que lo desconocido naturalmente lo vivimos como amenazante, doloroso y envuelto de esfuerzo. ¡Felicitaciones! Ya se empezó a construir un camino para alcanzar esa luz que por el momento sólo se lograba imaginar.
Lo cierto es que esto que estamos viviendo es un escenario que, para la gran mayoría, es inesperado pero de eso se trata el proceso de adaptación: ¡a no enojarnos! o a hacerlo pero sabiendo que ese enojo finalmente nos llevará aún más lejos del lugar en el cual queremos estar.
¿Qué hacemos para salir adelante? esa pregunta me ha acompañado durante los últimos meses. Lamento informarles que sigo sin encontrar la receta mágica, (aunque aún la sigo buscando). Pero sí sé que la respuesta está en cada uno de nosotros. La salida podemos encontrarla (quizás debemos dejar de buscar una puerta para salir adelante y explorar otro tipo de salidas) pero primero debemos comprender dónde estamos, cuál es la realidad que nos rodea y cómo estamos actuando frente a ella.
Aquí va un ejercicio sencillo que trabajo con mis clientes cuando deben enfrentar procesos de cambio y no saben por dónde empezar. Lo primero que les digo es que se sacudan todos los mandatos, los esperados, los cotidianos, lo que creen o piensan creer por un momento (¿abrir la cabeza por un segundo, liberar lo establecido... ?) y que se pregunten:
1) ¿Adónde quiero ir? o ¿Dónde no quiero estar? (la segunda pregunta siempre se responde más fácil)
2) ¿ Estoy o estamos haciendo todo lo necesario para dejar de estar donde no quiero estar?, ¿lo que estoy haciendo hoy va en dirección a mis objetivos?
3) ¿Tiene usted o su equipo posee todas las competencias para transitar al ritmo de los cambios para llegar a donde quiero ir?
4) ¿Cómo se encuentra la motivación, las ganas, la convicción de hacer lo mejor para salir adelante? Tanto las personales como las que percibo del equipo que me rodea.
A partir de estos disparadores puede que se haga evidente que el estado actual de su negocio o emprendimiento necesita una transformación para lograr adaptarse de la mejor forma posible a lo que sucede y a los posibles escenarios que vendrán. Tomar conciencia de la necesidad de un cambio y el deseo de ponerlo en práctica es el primer paso de un sinuoso proceso de aprendizaje. Proceso que puede generar incomodidad y resistencia dado que lo desconocido naturalmente lo vivimos como amenazante, doloroso y envuelto de esfuerzo. ¡Felicitaciones! Ya se empezó a construir un camino para alcanzar esa luz que por el momento sólo se lograba imaginar.
Lo cierto es que esto que estamos viviendo es un escenario que, para la gran mayoría, es inesperado pero de eso se trata el proceso de adaptación: ¡a no enojarnos! o a hacerlo pero sabiendo que ese enojo finalmente nos llevará aún más lejos del lugar en el cual queremos estar.
Fuente: LinkedIn
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