Pregúntese, pregúntele a su familia, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo: ¿Cuál es su mascota preferida? Una y otra vez, encuesta tras encuesta, los perros se imponen en los sondeos, con gran ventaja frente a otras mascotas como gatos, aves, tortugas, peces, etc.
¿Por qué ocurre este fenómeno? Definitivamente es por cosas que hacen los perros y por lo que representan. El salir a recibir a sus dueños, moviendo la cola y saltando con alegría, el jugar e interactuar activamente y con calidez, el dejarse acariciar, la actitud de guardia y protección, la buena predisposición para socializar, el responder a llamados y órdenes, la fidelidad incluso a prueba de dueños desaprensivos, la falta de reclamos, la mayor posibilidad de domesticarlo o entrenarlo. En definitiva una serie de actitudes que instalan la creencia de que “el perro es el mejor amigo del hombre” incluso antes de tener un perro, incluso para aquellos que no tienen, porque quién podría ser mejor que un amigo.
Lo que hace el perro mejor es conectar y vincular con su “cliente”, desde las acciones iniciales para empatizar hasta aquellas que sostienen una relación leal en el tiempo. Precisamente conectar y vincular son los propósitos del marketing, con lo cual el perro gana porque es mejor marketinero, porque es activo para construir su negocio interactivamente. Es tan buen marketinero que ya instaló una marca (“el mejor amigo del hombre”) que facilita el proceso de decisión. Así el perro es el dueño por actitud y por representación del mercado masivo.
Ahora, no todos prefieren a los perros, otros clientes valoran otros productos. Porque hay diferencias desde la demanda y las prioridades, se abren espacios para otras mascotas, queda terreno para, entre otros, los gatos. Èstos evidencian una actitud más independiente, más irreverente, más cómoda, que puede ser muy apropiada para un mercado variable que pide distinguirse del otro. El gato triunfa en la época del “yo quiero ya”, el ego, el placer y la novedad al frente, la identidad propia frente a la pertenencia.
El cambio social que indica la animalia ya está abierto, y puede ser aprovechado por otros además de los gatos. Se puede ganar con actitudes gatunas, trabajando desde las propias idiosincrasias y adecuándose a un nuevo clima vigente.
Mariano Morresi